El Padre Manuel de Jesús Subirana
Nació en el año de1807, en la ciudad de Manresa, de la Provincia de Barcelona, España.
Llegó a Honduras en 1856 donde pasó los últimos años de su vida, sin poder regresar a su país España , aquí en Honduras se le recuerda como figura más ilustre de la Iglesia . Se dice que vino de la edad de cuarenta y nueve años, un hombre intelectualmente muy preparado y con una gran experiencia misionera. Llegó a La Mosquitia hondureña donde evangelizó a los zambos, payas, misquitos, jicaques, toacas, sumos caribes y otros, que en gran número tenían creencias paganas y supersticiosas.
Llegó a mediados de 1858 al departamento de Yoro donde dedicó la mejor parte de su apostolado, comenzó por aprender el lenguaje de los indios jicaques.
En 1858 el P. Manuel de Jesús Subirana reasumió la evangelización de los xicaques, aprendiendo la lengua tol y viviendo entre ellos. Su método de anunciar la Fe Cristiana con mucho amor, paciencia y espíritu de servicio y sin afán de dominar parece que fue convenciendo a los indígenas que se fueron bautizando en gran número.
Cuentan que el cacique Cohayatbol se resistía a toda enseñanza y evangelización del misionero, pero un día el cacique sufrió un fuerte dolor de cabeza por lo cual el padre Subirana rezó y el dolor de cabeza desapareció, desde ese día en la montaña Pijol el cacique Cohayatbol se convirtió al cristianismo dándole al padre Subirana un amplio permiso para que predicara libremente en todos sus territorios y bautizase a cuantos quisieran.
Según sus informes llegó a bautizar unos 9,000 xicaques, es decir casi la totalidad de los que vivían en esa época.
El "Santo Misionero en sus 9 años de trabajo apostólico en Yoro, consiguió armonizar eficazmente los diversos aspectos de la Evangelización
El anuncio del Evangelio, la catequesis y la administración de los Sacramento con amor, paciencia, generosidad y servicialidad.
Milagro del "padre Subirana"
Se ha consolidado la creencia de que la lluvia de peces en Yoro es un milagro del padre Subirana
considerado por muchos como un santo. Subirana visitó Honduras entre 1856 y 1864. Al encontrar mucha gente pobre y hambrienta, oró durante tres días y tres noches pidiendo a Dios un milagro que ayudara a los pobres a conseguir alimento.
Murio el 27 de noviembre de 1864, en el lugar llamado “Potrero de los Olivos”, situado al Norte y en la jurisdicción de Santa Cruz de Yojoa, del actual departamento de Cortés, y cumpliendo un deseo suyo, fue conducido desde aquel lugar hasta la ciudad de Yoro, sus restos mortales descansan en la iglesia de esa ciudad, que es custodiada por misioneros Jesuitas donde esperan la glorificación final de Dios.
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